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Reseña: Sunset Park


Título: Sunset Park
Autor: Paul Auster
Año de publicación: 2010

Sinopsis: Miles Heller tiene veintiocho años, y a los veinte desanudó los lazos que lo unían al mundo que hasta entonces había conocido. Ahora vive en Florida y trabaja para una empresa que se encarga de vaciar las viviendas de los desahuciados que en plena crisis no pudieron seguir pagando su hipoteca. Y saca fotos de todas las cosas abandonadas, registra las huellas de esas vidas dispersas. No tiene ambiciones y sus únicos lujos son los libros y la cámara digital con la que documenta a los fantasmas. Y habría seguido así de no haber sido por una chica, Pilar Sánchez, menor de edad. Y como Miles puede ir a la cárcel por esa relación, vuelve a Nueva York para esperar allí la mayoría de edad de la joven. Es un retorno al pasado y a sus secretos, a la comunidad de Sunset Park y a sus compañeros okupas...


Reseña: “Sunset Park” es una novela corta y fácil de leer.  Creo que es una buena manera de iniciarse en la lectura de este particular autor, como fue mi caso particular. El autor tiene la capacidad de hacer que una historia muy rica en planteos sociales y hasta filosóficos sea accesible y pueda comprenderse sin mayor esfuerzo.

 La novela está situada en la recesión económica del 2008. Comienza con el presente de Miles, que trabaja en la Compañía Inmobiliaria Dumbar, que subcontrata sus servicios para el “mantenimiento de viviendas” a los bancos de la zona que ahora son los dueños de las propiedades en cuestión. Estas viviendas estaban ocupadas por personas que fueron desposeídas de su hogar, por falta de pago, deudas e hipotecas. Miles, a diferencia de sus compañeros que utilizan este empleo para tomar como suyos los objetos que han quedado abandonadas en estas casas, siente la necesidad de registrarlos de alguna manera. Por eso toma fotos, para documentar la existencia de estas personas que de otra manera quedarían en el olvido. Esta actitud, que está narrada en apenas dos páginas de la novela nos presenta de forma magistral al personaje principal. La caracterización tan exquisita de cada uno de los personajes es algo que continúa en toda esta historia, y es una de las razones por las cuales me gustó tanto.

 Miles es un hombre sin ambiciones, sus relaciones con la gente y el mundo en general son distantes. Esto cambia cuando se enamora de Pilar, una estudiante de dieciséis años. Su relación, por motivos obvios debe ser mantenida en secreto y cuando la situación se vuelve insostenible, él vuelve a Nueva York (ciudad en la que se crió y de la que había escapado a los veinte años).    

 Volver a esta ciudad para alejarse de los peligros que supondría que se diera a conocer su relación con una menor, implica volver a vivir de forma inevitable todo aquello de lo que había querido huir. Existen muchas cosas sin resolver en el seno familiar, cosas que hubieran provocado conflictos que Miles prefirió “evitar”. El narrador, al ser omnisciente relata los diferentes acontecimientos que han llevado al protagonista a tomar esta decisión. El núcleo de todos estos conflictos es la muerte del hermanastro de Miles, de la que él se siente partícipe involuntario. Esta situación le genera un sentimiento de culpa imposible de borrar. Lo interesante es, que Auster se mueve principalmente en la narración de Miles y de su padre, Morris Miller un prestigioso editor. De esta manera, el lector puede conocer la situación y las emociones que se generaron de una manera global.

 Además de este conflicto familiar, que es un condimento importante a la hora de comprender mejor tanto al personaje principal como a su padre; Auster refleja la realidad norteamericana de ese momento en los tres okupas de Sunset Park, un barrio de Brooklyn. Miles comienza a vivir con ellos al momento de su llegada a Nueva York, llegando a convivir como hermanos que se preocupan unos por otros. Bing Nathan, Ellen Brice y Alice Bergstrom se convierten casi sin quererlo en personajes importantísimos, capaces de generar una profunda empatía con el lector. A través de ellos pueden apreciarse las consecuencias no sólo económicas si no sociales de la crisis. Mediante la tesis que Alice está preparando sobre los efectos de la Segunda guerra en los soldados y las familias de ellos; el autor establece un cierto paralelismo entre la situación vivida por Estados Unidos en ese momento, en el que todo un modelo social debía ser replanteado y la crisis y frustración que provoca el sistema actual.

 Aunque encontré a “Sunset Park” fascinante tengo que admitir que la sensación general que me generaba esta lectura era de tristeza y melancolía. Aunque las relaciones entre los personajes se ven muy claramente, el autor se enfoca más en las emociones y las vivencias personales de cada uno. Por lo tanto, hay pocos momentos de distención como el que se podría dar en una charla informal entre dos de ellos. La historia está cargada de reflexiones profundas y pesimistas sobre la vida. Sin embargo, estos sentimientos que me generó la lectura no son otra cosa que una respuesta ante el excelente manejo de la narración de Paul Auster. Sin recurrir a la primera persona, logra que queramos a los personajes y que deseemos que todo se revierta; que puedan cumplir sus sueños, que exista un final feliz.

Paul Auster utiliza en toda la novela dos hilos conductores: el béisbol y la literatura. Morris es fanático de este deporte y le transmite estos sentimientos a su hijo. Ambos conocen los nombres y las historias de los jugadores famosos y las situaciones que se vivieron en diferentes partidos. Esto es utilizado para guiar de alguna manera el pensamiento de ambos personajes, trasladando experiencias ajenas a sus propias vidas.
La pregunta ¿Qué hubiera pasado si…? es un planteo recurrente durante todo el desarrollo de la novela. Me sentí realmente identificada en este patrón que se repetía en varios personajes. Creo que es imposible para el hombre no volver al pasado para recriminarnos a nosotros mismos o a los demás decisiones o maneras de actuar. Imaginamos el final alternativo, aparentemente mejor que nuestro presente. No entendemos que esto no es nada más que una tortura mental, que los errores deben servir para aprender y no repetirlos pero no deben convertirse en una fuente de dolor constante.

 Totalmente recomendable y como ya dije, una buena manera de leer por primera vez a Paul Auster. Esta novela es dura, pero completamente realista. Vale la pena leerla y aprender a aferrarse al presente, que en definitiva es lo único real de nuestras vidas.
“…y de ahora en adelanta dice para sí, dejará de tener esperanza en nada y vivirá exclusivamente para hoy mismo, para este momento, este instante fugaz, el ahora que está aquí y ya no está, el momento que se ha ido para siempre.”

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